Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, es una megaciudad enorme y caótica de 12 millones de habitantes.  El agua está privatizada y la red eléctrica es caprichosa. Aquí, artistas de la calle  las actuaciones son salvajemente creativas, airadas, irreverentes, a menudo impactantes. Con nombres como Kong Astronaute, Strombo y Kill Bill, reutilizan magistralmente los desechos urbanos (partes de computadoras, televisores, casquillos de bala, machetes) y trabajan con fuego y pintura, cera y sangre, para criticar la corrupción gubernamental, la explotación occidental (su nación). fue literalmente una vez propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica) y la pobreza arraigada. SYSTEM K revela un mundo de artes escénicas vibrante, crudo y políticamente astuto como no existe en ningún otro lugar del mundo.